El 30% de los adultos españoles se ve afectado por los síntomas de la insuficiencia venosa crónica, según datos del Capítulo Español de Flebología, y, cuando empieza el verano, empiezan a sentir más intensamente la pesadez y el cansancio en las piernas. Esto se debe a que las venas se dilatan aún más de lo usual, lo que provoca una mayor acumulación de sangre y retención de líquidos en las extremidades inferiores.
“Las paredes de las venas de todo el cuerpo contienen unas válvulas diminutas que impulsan la sangre hasta el corazón”, explica Eduardo González Zorzano, asesor médico de Cinfa. “Pero si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas”. Así, las personas afectadas, generalmente mujeres, sienten en esta época del año las piernas más cansadas, hinchadas y congestionadas.
Las temidas varices
“Estos síntomas no representan una amenaza grave para la salud, si bien es cierto que puede ser incapacitante y afectar a la calidad de vida personal y laboral de los enfermos”, sostiene González Zorzano. “La época estival, además de repercutir más negativamente en la circulación, puede causar también malestar a los pacientes debido a las alteraciones estéticas que se producen en las piernas. La manifestación más habitual, y a veces dolorosa, de este problema son las varices: dilataciones y alargamientos de las venas”.
Los consejos para mejorar la circulación de las piernas cuando hace calor, según el experto, son:
- No permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo. Si debemos hacerlo por trabajo o viajes largos, trataremos de mover frecuentemente los pies y las piernas, levantándonos del asiento a menudo para caminar unos cuantos pasos.
- Mantener las piernas arriba en lo posible. Para aquellas personas que trabajen sentadas con el ordenador, es conveniente utilizar un reposapiés. En las jornadas de calor, también es recomendable elevar las piernas al mediodía y al llegar a casa por la noche. Dormir con las extremidades inferiores elevadas unos quince centímetros resulta igualmente aconsejable.
- Aplicar ligeros masajes en piernas y tobillos. Mientras permanecemos tumbados, podemos realizar un masaje ascendente, desde los pies hacia la rodilla, con un gel frío.
- Preferir darse una ducha en vez de usar la bañera. Para activar la circulación alternaremos duchas no excesivamente calientes (38º como máximo) con chorros fríos en las piernas. Al finalizar, aplicaremos agua fría a las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez.
- Hidratar bien la piel para mantenerla elástica. Tras la ducha, resulta conveniente aplicar en las piernas una loción o crema hidratante, mediante suaves masajes, para favorecer la circulación de la sangre.
- No usar ropa ceñida, sobre todo en verano. Las prendas de vestir muy ajustadas pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. En su lugar, debemos recurrir a ropa holgada y que transpire bien, y a un calzado cómodo.
- Evitar los ambientes demasiado calurosos. Lo mejor es alejarse de toda fuente de calor, ya que este estimula la dilatación de las venas y la aparición de varices.
- Seguir una dieta equilibrada y rica en fibra. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Para prevenirlos, es clave una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales; reducir al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos; beber más agua y evitar el tabaco y el alcohol.
- Realizar frecuentemente ejercicio físico moderado. Las actividades que más benefician a la circulación de las piernas son la natación o el caminar. El baile, la gimnasia y la bici también pueden ser buenas alternativas.
- Consultar con el farmacéutico el uso de medias de compresión junto con fitoterapia oral y/o tópica con funciones drenantes, que contribuye a aproximar las paredes de las venas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario