Seguro que ha oído hablar de la microdermoabrasión, pero, tal vez, no
tenga muy claro en qué consiste exactamente. Este procedimiento
estético, cada vez más en boga, parte de una base muy sencilla. De
hecho, es tan simple como lijar la piel. Suena algo extremo... pero no
lo es. Con la ayuda de una cánula que expulsa microcristales de aluminio
de forma controlada, se hace algo parecido a un "barrido" de la
superficie de la piel. Estos microcristales tienen una acción
ligeramente abrasiva que exfolia las capas superficiales de la
epidermis, dejando a la vista una piel más rosada y suave. En resumen,
más joven. El tratamiento dura entre 30 y 45 minutos, y la paciente sale
de la consulta con apenas un ligero enrojecimiento.
Y, además, cada vez surgen más alternativas cosméticas que permiten
realizarse este tratamiento también en casa. La base es la misma: los
microcristales de aluminio. Pero en vez de ser disparados por una cánula
de aire, se incluyen en una base cremosa para poder usar el producto
como una exfoliante normal. ¡Cuidado, hay que respetar al pie de la
letra las instrucciones del producto! Es decir, nada de sobrepasar el
tiempo de aplicación. Suelen combinarse con un tratamiento calmante
posterior, que ayuda a la epidermis a recuperarse mejor.
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