Una de las principales preocupaciones estéticas que afecta tanto a hombres como a mujeres es el envejecimiento de la piel.
Por mucho que se diga aquello de que “la arruga es bella”, el
mantenimiento de una tez tersa y lisa es una de las obsesiones de muchas
personas. En este contexto, los expertos recuerdan que cada individuo
es un mundo y cada piel, otro más. No obstante, la ciencia avanza y
ahora se ha descubierto que el origen del individuo, la cultura y el
sexo contribuyen claramente en el deterioro de la piel, según determina
un reciente estudio realizado por la Sociedad Internacional de Cirugía
Plástica y Estética.
La lucha contra los estragos de la edad no cesa y cada vez se venden más cosméticos anti-aging y aumenta la demanda de tratamientos de belleza
vinculados a la piel. Ahora que se conocen que el entorno de la persona
y su condición determinan el envejecimiento, hay más posibilidades de
desarrollar métodos preventivos más eficientes. Los expertos llegaron a
estas conclusiones en el marco de la cuarta edición del congreso
Face2f@ce, celebrado en Cannes, donde debatieron las diferencias
culturales según los tratamientos de belleza que más se practican. Los
resultados pusieron sobre la mesa las distintas tendencias estéticas que imperan según los distintos países.
Los
doctores apuntan que en Sudamérica y Portugal se tiende a combinar
tratamientos convencionales con cirugía, algo a lo que animan también un
buen porcentaje de hombres. Y es que las estadísticas demuestran que el
público masculino cada vez demanda más operaciones estéticas y con más
atrevimiento que las mujeres. El debate concluyó que en los países
citados los retoques más solicitados son en párpados, papadas y cuello.
La población de Estados Unidos se decanta principalmente por la liposucción y, en materia facial, abunda el implante del mentón
para rejuvenecer. Al lado opuesto del planeta, en Asia, imperan los
tratamientos para feminizar y dulcificar el rostro. En cuanto a Europa,
los retoques estéticos faciales son los tratamientos más solicitados.
Dar volumen a los pómulos es lo más demandado, seguido de la
pronunciación de la línea de la mandíbula, borrar las ojeras, suavizar
las líneas de expresión de la frente y dulcificar la nariz.
Este
panorama demuestra que la genética del individuo va vinculada a su
procedencia, cultura y sexo y que ésta determina qué tipo de
envejecimiento se plasma en la piel. Con estos datos y teniendo en
cuenta la demanda, los centros estéticos pueden ahora perfilar más el
tipo de tratamientos que deben ofrecer.
Fuente: http://www.lavanguardia.com
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