A principios de los ‘80 se creía que la grasa era una herramienta de primera línea para el abordaje estético. En esos momentos, no se contaba con las herramientas científicas que la observación y experiencia podían aportar, por lo que malamente se pensaba que el uso de la grasa, así como sustancias de relleno para tratamientos faciales y corporales no provocaban riesgos de eventos adversos y eran tremendamente económicos, porque se obtenía del propio organismo.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y los estudios realizados han dado cuenta que la utilización de rellenos de grasa pueden provocar graves daños a la salud de quienes los utilice.