jueves, 23 de octubre de 2014

Tratamientos Estéticos e Internet

Un reciente informe de la ISAPS (International Society of Aesthetic Plastic Surgeons) revela que en el mundo se realizaron en 2013 más de 11 millones de intervenciones quirúrgicas estéticas y 23 millones de procedimientos estéticos no quirúrgicos entre los que se encuentran la depilación láser, el rejuvenecimiento facial no quirúrgico, el tratamiento de varices por esclerosis, los rellenos faciales absorbibles, los peelings químicos y la toxina botulínica (Botox® y otros) por este orden.

Una búsqueda en Google nos puede indicar el impacto que los tratamientos médicos estéticos tienen en la red por su presencia masiva. Si buscamos un médico estético vamos a encontrar más de 2.000.000 de entradas, eliminar grasa casi un millón y la estrella, el bótox, 22 millones de referencias.

Es indudable que Internet se ha convertido en la mayor herramienta de asesoramiento en todo tipo de asuntos, pero especialmente en los médicos y específicamente en la estética médica y quirúrgica. Sin embargo tanta información no filtrada da lugar a numerosos fraudes.

El engaño en internet es constante e inevitable y cada vez los organismos reguladores tienen menos armas para luchar contra él, bien porque los alojamientos de las páginas se encuentran en servidores remotos, o bien porque, sencillamente, es imposible rastrear tantos cientos de miles de páginas web.

El fraude más frecuente, la compra de productos médicos ilegales y falsificados en internet, es ampliamente perseguido por la administración y la policía en todo el mundo; sin embargo, la oferta de tratamientos estéticos milagrosos se convierte en un problema a escala mundial para el que no existe una forma eficaz de combatir.

En una búsqueda como “liposuccion sin cirugia” aparecen 90.000 resultados; sin pasar de la primera página podremos encontrar: tres promociones económicas de tratamientos (incluida la de un prestigioso grupo hospitalario que ha sucumbido al devenir de los tiempos), dos ofertas de nuevas técnicas indoloras, en otra web se preguntan “¿es posible esto?”, y se responden “¡claro que lo es!”, un vídeo en YouTube, un foro “bien intencionado y nada dirigido”, un “Pack Estrella”, y solamente dos páginas web serias que no hablan para nada de liposucción sin cirugía, y en teoría no deberían estar entre los resultados obtenidos, aunque aportan algo de sentido común a tanta desinformación.

Los sitios web de “ofertas del día” que presentan cupones de descuento para utilizar en clínicas de medicina estética son otro de los instrumentos que, sin ser un fraude en sí mismos, dirigen a sus usuarios a fraudes encubiertos. Nadie debería creer que un tratamiento con toxina botulínica, por ejemplo, pueda llegar a costar 150€ cuando ese es el precio oficial de venta del producto; pero el usuario no se cuestiona su veracidad, como si el médico que lo utiliza no obtuviera ningún beneficio y la empresa que publica la oferta tampoco tuviera nada que ganar (de hecho gana mucho). El “gancho” y el “trilero” (¿dónde está la bolita?) son evidentes en esta ocasión. 

Los milagros anti grasa, como si estuviéramos hablando de un detergente de cocina, tienen su cuota de presencia en internet. Son productos que, según nos informan en internet, inyectados directamente en los depósitos grasos los disuelven como si tal cosa. Claro que casi nadie habla de efectos secundarios, complicaciones o resultados insatisfactorios por escasos o por malos. En 2011 Francia prohibió las inyecciones que licúan la grasa localizada por el número importante de complicaciones que pueden aparecer. 

Uno de estos productos que deshacen la grasa, Aqualyx, tiene una amplia presencia en internet: 160.000 resultados. Mientras que en el sitio web de la empresa distribuidora no se hace referencia a registro sanitario alguno, en otras páginas web de clínicas médicas informan de que el producto está autorizado por la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) desde 2009 según unos y en 2010 según otros. Además, casi ningún sitio utiliza correctamente el producto según las indicaciones de uso publicadas por el distribuidor, si nos guiamos por la información que nos facilitan en sus atractivas páginas. Tras realizar una consulta a la AEMPS no he recibido información alguna, por el momento. 

Como informaba la Presidenta de la Asociación Gallega de Medicina Estética en el diario “Faro de Vigo” (14.06.2014), los riesgos que corre un paciente que es atraído mediante información fraudulenta en internet son: no saber que producto están utilizando en su cuerpo, y no estar seguro de que la técnica utilizada pueda provocar daños irreparables para su salud.

¿Cuál debería ser la actitud del usuario que recurre a internet para obtener información acerca de un tratamiento estético? Utilizar el sentido común, reconocer que las gangas en salud no existen, buscar opiniones de ese tratamiento concreto o del médico al que se va a visitar, ser escéptico ante todo lo que se vende como maravilloso, lo último o lo más novedoso, ya que en estos casos, nos van a utilizar como sujetos de experimentación en procedimientos con pequeña o nula experiencia. 

Recuerden que únicamente los tratamientos de cirugía estética son duraderos, ya que no definitivos, por lo que los tratamientos médicos estéticos ofrecidos de esa manera son un engaño seguro.

Autor: Dr. Julio Terrén
Cirujano Plástico y Doctor en Medicina

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